lunes, 27 de febrero de 2012

Los falsos editores

La crisis del ladrillo, el fin de la burbuja inmobiliaria, ha dejado ver a las claras quién es realmente un editor de periódicos y quién se puso a editar periódicos con el objetivo de tener más poder y conseguir buenos acuerdos con ayuntamientos para poder beneficiarse en otros negocios.
En Cuenca, en Castilla-La Mancha, encontramos dos buenos ejemplos. Por un lado, el periódico donde comencé - La Tribuna de Cuenca- cerró hace un par de años junto a La Tribuna de Guadalajara porque su editor no encontró más donde rascar. Dejó en la calle varias decenas de trabajadores sin una explicación coherente aunque mantuvo algunas cabeceras en la región.
En el caso del grupo de empresas El Día la cosa va más allá. Durante años vivió de la publicidad de la Junta de Comunidades y ahora que con la gallina de los huevos de oro sólo se puede hacer caldo, el editor tiene sin cobrar a sus 180 trabajadores poniendo como excusa la deuda que la Junta mantiene con el grupo e incluso que no paga porque la Seguridad Social le amordaza. No dice, sin embargo, que montó cabeceras en todas las provincias porque le convenía a sus intereses de constructor o que el proyecto, viviendo prácticamente de la Junta de Comunidades, además de que convertía a sus director en pseudofuncionarios era inviable a todas luces.
Son sólo dos ejemplos que se pueden trasladar a más periódicos, radios e incluso televisiones locales. En ocasiones, son los mismos como los que terminan pagando, que siempre son los periodistas.

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